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- Urge reparar las escuelas a tiempo 02/05

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  • TUCUMÁN
  • Los edificios deben estar en condiciones antes del comienzo de las clases. Las cooperadoras, por lo general, no tienen fondos para atender esta clase de situaciones, de modo que será necesaria allí la acción resuelta del Gobierno provincial.

En definitiva, es de esperar -cabe repetir- que las tareas de reacondicionamiento, de ampliaciones y demás sean concretadas con la mayor diligencia posible, para que el comienzo de las clases no se demore en ningún establecimiento -como lamentablemente sucedió años atrás-, por deficiencias o por tareas no concluidas a tiempo. 
 
La tarea de reacondicionar los locales escolares es algo fundamental, dentro del amplio rubro de conservación de las instalaciones y edificios que pertenecen al Estado. Las razones son obvias. Dichos edificios reciben, durante los casi diez meses del período lectivo, una utilización intensiva, y ella tiene como consecuencia una serie de inevitables deterioros, que es preciso reparar antes del inicio de un nuevo ciclo educativo.
Además de las reparaciones (que tienen muy significativa trascendencia), están las ampliaciones necesarias para la actividad, según los nuevos requerimientos (como es el caso de la EGB 3), y que abarcan una vasta variedad, que va desde la edificación de aulas extras hasta la de nuevas instalaciones sanitarias.
Se trata de emprendimientos importantes y costosos, pero que deben ejecutarse con sentido prioritario, ya que tienden a algo tan imprescindible como lo es facilitar adecuadamente el proceso educativo.
Hace pocos días, LA GACETA dedicó una minuciosa nota al tema. En ella se consignaba que en casi 400 escuelas están construyendo aulas nuevas, y que más de 70 baños están casi terminados. Es de esperar que esas construcciones sean aceleradas al máximo posible, de manera que no llegue el comienzo de las clases y sobrevenga la tan frecuente situación de que los nuevos ámbitos no están todavía listos, con los consiguientes problemas para la actividad.
Como se ha puntualizado en muchas oportunidades, las tareas de arreglo y de ampliación debieran dar comienzo en diciembre, ni bien concluye el período lectivo, a fin de tener el espacio de tiempo necesario para evitar apuros e inconvenientes. Con ese propósito, debieran implementarse sistemas especiales de licencia para el personal encargado de concretar las tareas, de manera que trabajen sin interrupciones a lo largo de los escasos meses que median entre un período y el siguiente.
También existen problemas de espacio o de imprevisión. En el Barrio Vial de esta capital, por ejemplo, la edificación de nuevas aulas no prevé baños para la EGB 3. Esto implicará que más de 1.000 alumnos compartan los dos módulos sanitarios -en no muy buenas condiciones- que el establecimiento tiene. Hay casos en que se redujeron los espacios verdes para edificar más aulas, lo que resulta ciertamente lamentable, por comprensibles razones. Así ocurre con la vieja Escuela Bernardo de Irigoyen; edificio donde -además-, a la hora de las añadiduras, las elegantes líneas de su arquitectura no fueron tratadas con el cuidado debido. No hay que olvidar que muchas de las escuelas integran, también, ese patrimonio cultural que debe ser preservado de innovaciones caprichosas.
En otro terreno, no debe dejarse de tener en cuenta el planteo de la directora de la Escuela Justiniano Frías (está ubicada sobre el Camino del Perú), que solicita el entubado del canal que cruza la vereda del establecimiento. Tapado por yuyos y basura, en los casos de lluvia desborda, y produce el peligroso anegamiento de las instalaciones escolares. Allí necesitan, además, alumbrado público.
Los robos, las roturas de cañerías o los altos matorrales constituyen otros tantos problemas, nada pequeños, que deberán afrontarse como paso previo a la iniciación del próximo ciclo educativo. Las cooperadoras, por lo general, no tienen fondos para atender esta clase de situaciones, de modo que será necesaria allí la acción resuelta del Gobierno provincial.
En definitiva, es de esperar -cabe repetir- que las tareas de reacondicionamiento, de ampliaciones y demás sean concretadas con la mayor diligencia posible, para que el comienzo de las clases no se demore en ningún establecimiento -como lamentablemente sucedió años atrás-, por deficiencias o por tareas no concluidas a tiempo.
 

Fuente: La Gaceta on line

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