- Lavallol: Veinte mujeres crearon una cooperativa de trabajo 06/03

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Surgió de la cooperadora de una escuela de Lavallol 
 
 
19/07/02 
 
Para hacer frente a la crisis, veinte mujeres crearon una cooperativa de trabajo que se dedica a recolectar residuos de las fábricas y la vía pública. Parte de lo recaudado se reinvierte en al escuela, el resto proporciona un ingreso mínimo. Mañana celebrarán sus primeros dos meses. 
 
Un grupo de madres de la Escuela N° 71 Manuel Belgrano del Barrio de Lavallol decidió organizarse en una cooperativa de trabajo para hacer 


 
frente a la crisis y poder llevar un ingreso a sus familias. La cooperativa bautizada "Mujeres por la Dignidad Alicia Moreau de Justo" se dedica al reciclado de desechos fabriles y la recolección de residuos en la vía pública. Parte de los recaudado lo reinvierten en la escuela.

"Alcanza para cubrir los ingresos mínimas de las familias. Pero el cooperativismo permite a las mujeres capacitarse y generar una conciencia cívica solidaria con que están aún peor que nosotras", dijo Ana Suárez Orozco directora de la escuela y presidenta de la cooperativa.

La cooperativa empezó a gestarse desde la propia cooperadora de la escuela. Anclada en un ex barrio fabril y rodeada por la desocupación de la mayoría de los padres de los alumnos, la escuela desplegó toda clase de iniciativas alternativas para enfrentar la crisis y la pobreza: club del trueque, huerta comunales, granjas escolares. "Pero nos dimos cuenta que aún así nuestra tarea seguía siendo marginal y no alcanzaba a reunir fondos suficientes para generar una fuente de trabajo. Por eso, decidimos dedicarnos a la recolección de residuos", contó Orozco.

Así, el grupo de veinte mamás decidió formalizar las prácticas cooperativas que se habían estado gestando y el 20 de mayo pasado, formaron la cooperativa "Mujeres por la dignidad", gracias al patrocinio del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos del Banco Credicoop. La entidad cedió a las mamás una precaria casa cercana a la escuela que comenzó a ser utilizada como sede. Desde allí, las mujeres cumplen un horario de trabajo y coordinan el trabajo de recolección.

La cooperativa ya recibió donaciones de desechos de numerosas fábricas de la zona. "Vamos con los carritos, limpiamos el lugar, nos llevamos las basura que luego reciclamos para vender a distintos compradores de la zona", contó Orozco. Las mujeres también recorren la vía pública realizando un trabajo de promoción ambienta. "Vamos casa por casa pidiendo que no tiren los aerosoles  
ni ningún desecho. Todo aquel que quiera nos llama y pasamos a retirar los residuos. Todo sirve como insumos", pidió Orozco.

De hecho, en sólo dos meses de trabajo llevan reunidos mil kilos de cartón, 100 kg de latas y 400 de diarios. Parte de lo recaudado se destina a cubrir las necesidades de un sueldo mínimo para las mujeres y el resto se reinvierte en la escuela. Así, en las próximas semanas se construirá un horno de barro en el patio del establecimiento. "Todas las mamás que quiera npodrán venir a cocinar pan para llevarlo a sus casas o venderlo", contó Orozco.

 

La semana pasada ya hicieron una experiencia piloto: docentes, madres y chicos se reunieron para hacer pan, manteca y dulce e invitaron a los vecinos del barrio a consumir lo producido.

Pero "Mujeres por la dignidad" no sólo se dedica a la recolección de residuos. Una de las bases de las organización es cada una realice algún trabajo de capacitación. Así, algunas de las mujeres se forman en cooperativismo en el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos de Creedicop. Otras, optan por perfeccionarse en algún oficio en los cursos gratuitos que brinda la municipalidad en el barrio.

La iniciativa ya tuvo un efecto multiplicador. "Muchas escuelas del bario se acercaron para a visitarnos para ver cómo nos administramos e intentar reproducir la experiencias", contó Orozco. De hecho, la cooperativa ya capturó la atención de los investigadores. En breve será editado un libro que contará la historia de la organización y será prologado nada menos que por la prestigiosa investigadora Beatríz Sarlo.

Fuente: Ciudad Internet

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