Las cooperadoras escolares se reinventan para captar fondos

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int-251534El fondo que da la DGE no alcanza y sólo 25% de las familias colabora con la educación. Padres comprometidos. La presencia cada vez más exigua de los padres en la escuela, también pesa hoy en la vida de las cooperadoras.

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Estudiantes de 3° y 4° año de la Emilio Civil
preparan las paredes del aula para pintarla.
El balance no cierra: son pocas las familias que colaboran y muchos los problemas que deben resolver, desde la reposición de vidrios hasta pagar la boleta del teléfono escolar.

Cuando aprieta la crisis y el fondo fijo que otorga la Dirección General de Escuelas alcanza para poco, muchas de estas comisiones de padres han decidido mutar en otras entidades para sobrevivir en su lucha.

Las cuotas 'voluntarias' que pagan los papás en las escuelas públicas de Mendoza suelen ir de los 50 a los 100 pesos anuales, dependiendo la comunidad. El monto final no sería tan lastimoso, sino fuera porque los colegios aseguran que en promedio sólo un cuarto (el 25%) de las familias colabora monetariamente con la educación de sus hijos.

Frente a este cuadro, los padres comprometidos deben agudizar su ingenio para tapar agujeros. Una escuela de Godoy Cruz implementó la rifa de un huevo de Pascua como estrategia para ahorrar divisas.

Una primaria del Valle de Uco, realiza un bingo anual que le permite costear las reparaciones menores de su edificio. Días atrás, tomó trascendencia una movida muy particular: las mamás y maestras de la Almirante Brown en Tres Porteñas, San Martín, salieron a cosechar uvas para construir una galería que cubra las aulas del sol y la lluvia.

Sin embargo, otras instituciones hoy ven la solución fuera de las cooperadoras. En este sentido, varias están apostando a entidades o gestiones alternativas. En la secundaria Emilio Civit de Maipú, por estos días los egresados -que allí muestran un alto grado de pertenencia- están coordinando la creación de una fundación. Esta figura legal les posibilitaría recaudar fondos para invertir en infraestructura, pero también en capacitación, tanto del personal como de los alumnos.

Por su parte, Gladys Moyano, directora de la Julio Quintanilla, comentó que en su escuela se está armando un 'Grupo de colaboradores', formado por docentes y celadores que tienen hijos en la institución.

Algo similar ocurrió el año pasado en la Rafael Obligado, de Guaymallén. "Convocamos a los miembros del personal que fueran papás y que tuvieran ganas de participar en la nueva comisión. Fue muy positivo. Hacemos las reuniones entre turno y las iniciativas se concretan más rápido", expuso la directora Susana López. Así, además de pagar el teléfono semipúblico y ciertas reparaciones, la flamante cooperadora pudo adquirir un equipo de música, juegos para las Salas de 5 y un presente para todo el alumnado en el Día del Niño.

Darío Bagorda, docente de la primaria Valle de las Barrancas de Maipú, sostuvo que en la comunidad rural donde trabaja, las empresas están comprometidas con la institución y aportan donaciones para mejorar el servicio educativo.

Lo cierto es que muchos de estos artilugios vienen a reemplazar la falta de financiamiento estatal. Los montos que deriva el Gobierno a las escuelas, en concepto de fondo fijo (generalmente van de los 300 a 500 pesos) apenas si alcanzan para comprar elementos de limpieza, tizas y -con mucha suerte- fotocopias para los alumnos. Por ejemplo, una escuela populosa como la Emilio Civit en lo que va del año ha recibido sólo dos cuotas de $300 y monedas para su mantenimiento.

Frente a estos baches que deja el Estado, los directores ven con preocupación la retracción de las familias. "Con todo el trabajo que tenemos en la gestión operativa y la problemática de violencia que nos insume tiempo, no podemos ponernos a organizar rifas para comprar sillas", se quejó A. T, una directora primaria de Guaymallén.

"Es parte de la crisis de la escuela. Los papás están más ocupados en la supervivencia que en la problemática educativa. Si no colaboran guiando los procesos de aprendizajes de sus hijos, no podemos esperar que paguen una cuota y participen de reuniones", opinó Alfredo Bendini, responsable del colegio técnico de Maipú.
"Es muy grande el desgaste de los padres que colaboran", repuso la ex directora del Normal Godoy Cruz, Amalia Vergara.
Fuente: www.losandes.com.ar
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