PIZZARRA Y CHAMPÁN

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La escuela 15 se mueve entera por una rifa. Un peso el número; varios y humildes premios.
Hay que juntar plata, como se pueda, porque los pizarrones no quieren más. No dejan escribir, enceran la tiza, lijan el borrador o ponen acentos donde no deben. De a poco, pesito a pesito, vamos llegando a los nuevos pizarrones. Para trabajar, para enseñar, para aprender. Sin los pizarrones no se puede. Con los pizarrones sí se puede.

En pleno despliegue, cae un joven y elegante funcionario a sala de maestros. Es uno de los coordinadores del proyecto de pizarras digitales interactivas dentro del proyecto de incorporación de tecnologías (INTEC) del gobierno de la ciudad. Conversando comenta que lloverá un regalito: una pizarra interactiva digital para la sala de computación (que está vacía, sin muebles y sin computadoras). No puede explicar muy bien para qué sirve, ni tampoco cuánto cuesta. Lo único que explica es que “la idea del proyecto es cambiarles el chip (sic) a los maestros”.

La pizarra cuesta $15.000. (o 3.000 euros, en cuotas, pero para eso hay que viajar a Europa).
¿Cuántos pizarrones compraríamos con esa plata?
¿Qué otras cosas haríamos con esa plata?

¿Por qué nadie nos pregunta qué necesitamos?
¿Quiénes se benefician realmente con estos proyectos?
¿Quién está autorizado a cambiarnos “el chip”?
¿Qué será nuestro “chip”?

¿Y si decimos no?
¿Y si muchos dicen no?
¿Qué van a decir ellos?

¿Que “la plata se pierde”? ¿Y si se pierde, qué?
Tal vez si perdiéramos el miedo a la pérdida, seríamos más felices, menos neuróticos y, lo principal, menos cómplices.

Hipótesis. – Buenos días, compañeros de la educación. Mi presencia aquí en la escuela como funcionario del Gobierno de la Ciudad se establece para conocer un poco las problemáticas de la escuela, puesto que contamos con dinero para invertir y les queremos consultar a ustedes, los verdaderos conocedores, qué hace falta realmente en la escuela. Por ejemplo, estamos notando que existen aulas superpobladas con más de treinta alumnos, incluso la falta de docentes también nos preocupa… y mucho.
Sería de nuestro agrado poder trabajar en conjunto con ustedes para conocer qué tipo de bibliografía desean trabajar, puesto que hay dinero para facilitarles material. Asimismo y notando el crecimiento poblacional estamos concretando el proyecto de construir una escuela nueva tanto en el barrio de Lugano como así también en Mataderos.
No obstante además, el gobierno dejará de subsidiar a las escuelas privadas para colocar ese presupuesto en el área pública y así crear una educación de excelencia e igualdad. Por último, a partir del próximo mes se instalarán en todas las escuelas de la ciudad gabinetes pedagógicos con profesionales de cada área para facilitar el trabajo de ustedes, los docentes.
Como si esto fuera poco se está evaluando la posibilidad de un aumento salarial a los docentes que sea acorde al costo de vida actual. Sabemos de todos estos problemas que acosan a la ciudad y es por ello que queremos trabajar junto con ustedes para que no sean sólo palabras y por ello, a partir de hoy y aprovechando este receso obligado, comenzaremos con las obras pequeñas.
Desde ya les agradezco me hayan escuchado y nos volveremos a ver una vez por semana en un horario a convenir para no molestarlos mientras están educando al futuro.

Parece una utopía creer que esto suceda en una escuela. Pero sería una linda forma de cambiarnos el chip, porque comprando pizarrones no alcanza, porque haciendo negociados para los más poderosos seguirá aumentando el poder. Así, queridos funcionarios del Gobierno, no va a estar bueno Buenos Aires.

Andá a cambiarle el chip al celular de tu hermana y los pizarrones metételos en el cuarto.

 

Horacio Cárdenas, Andrea Costantino, Diego Saullo - Maestros de grado, escuela 15 DE 13