La Plata: Poca participación en Cooperadoras Escolares

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Preocupa la falta de interés de los padres en ayudar a los colegios  
Muchos trabajos que se realizan en las escuelas son con aportes de las cooperadoras, como ocurrió hace poco en la EGB Nº 8.
Justo cuando más falta hacen las cooperadoras para tapar agujeros en las escuelas y ayudar a familias arrasadas por la crisis, parece que cada vez son menos los padres y vecinos dispuestos a donar tiempo y trabajo en favor de una comunidad educativa. 
El fenómeno queda expuesto últimamente en las dificultades que tienen esas asociaciones para conformar sus comisiones y recaudar las cuotas societarias con las que se mantienen. El presidente de la Federación de Cooperadoras Escolares de La Plata, Oscar Zapata, señaló que "en los últimos diez años la participación empezó a decaer bastante, hablamos de un alto porcentaje". 
Así y todo, alrededor de 360 cooperadoras de escuelas públicas del distrito continúan enfrentando el desafío de ayudar para que decenas de miles de chicos tengan el mejor ámbito posible para educarse. Pocos cooperadores recuerdan la época en que un grupo de padres se dedicaba a juntar fondos para comprar material didáctico, equipar la biblioteca o pagar un viaje de estudios. 
Según cuentan desde la Federación platense, ahora también gestionan la inversión de fondos del Estado que se destinan al sostén de los comedores escolares y obras de mantenimiento de las escuelas. También afrontan arreglos de los edificios y hasta le pagan a docentes que dan clases extracurriculares en gabinetes de computación, por ejemplo. Cada vez con más frecuencia en los últimos años también le pagan el boleto a chicos provenientes de familias carenciadas y los ayudan para que puedan alimentarse en los bufetes de los colegios. 
Jorge Rojas acompaña a Zapata en la Federación de Cooperadoras. Proviene de la asociación de la EGB 73 de San Carlos, a la que le da varias horas que resta a su trabajo de productor de seguros pese a que no tiene hijos educándose allí. "Llevo muchos años como cooperador. Empecé en 1978 y hasta 1987 teníamos buena participación. Ahí dejé y volví en 1997, pero ya era todo distinto. Creo que hay un poco de desidia de los padres. Quizás también cambió la necesidad de atención del trabajo, que hoy exige más horas", opinó Rojas. 
Zapata cree que para "cooperador se nace. Esta es una vocación", que exige poner y poner. La complejidad de algunas tareas también complica la participación: "el presidente, el secretario y el tesorero tienen la firma registrada y hay muchos que la tienen inhabilitada por el Veráz. Entonces, eso desanima. La cooperadoras, en casos, manejan plata para el comedor, la copa de leche ó las obras y es una responsabilidad para los cooperadores. En muchos casos los padres se despreocupan de los chicos por la falta de trabajo y los problemas cotidianos". 
Para constituir una comisión hacen falta entre 8 y 16 integrantes, pero "ahora se está optando por formar las comisiones con el mínimo, que es de 8 integrantes, porque no hay gente", lamentó Zapata. 
En la escuela Anexa de la UNLP, el grupo de padres que sostiene la cooperadora en los últimos años dio testimonio del fenómeno. Hace unos días enviaron a los hogares de los alumnos una nota que advertía: "la cooperadora se queda sin comisión directiva". Varios integrantes finalizan su mandato y los que demuestran interés por seguir la tarea no alcanzan para cubrir los cargos. El comunicado arrimó a una veintena de padres a una asamblea, pero sigue la preocupación. 
La directora, María Cristina González, analizó que "los padres responden al llamado solidario de la escuela, se comprometen y colaboran, pero en lo que significa trabajar con la cooperadora son muy pocos. Tenemos 1.300 alumnos y somos 4 ó 5 personas que nos juntamos el primero y el último martes de cada mes. Esto es todo un dato". Ese "puñado de voluntades", como lo definió González se ocupa de las siguientes tareas: el sostén de los talleres para uso del tiempo libre del adolescente (pago a docentes), becas de transporte, de útiles y alimentación para los chicos de familias de bajos ingresos, adquisición de equipamiento escolar para EGB y los talleres, el pago de personal que atiende baños todo el día y la limpieza de la escuela. 
Los "magos de las finanzas" que trabajan para la cooperadora de la Anexa tienen contratados "en blanco" a un carpintero y plomero y gasista. También sostienen un servicio de vigilancia y apoyan los viajes de estudios a La Rioja. La asociación hasta funcionó como un banco de préstamo que cubrió a un docente que no pudo cobrar sus haberes por dos meses. 
El presidente de la cooperadora Gabriel Basanta le resta algunas horas a su trabajo de contador desde el año 2000. "Me parece necesario y lo correcto ayudar. En mi familia siempre participamos en las instituciones y yo tengo como cliente a cinco asociaciones a las que prácticamente no les cobro porque no tienen recursos", señaló. El cooperador contó que en la Anexa "participan más los padres de alumnos más antiguos, que quizás necesitan menos de la cooperadora. Además, esta es una escuela elegida que requiere suerte para entrar. Sin embargo, los padres no ven como necesaria la cooperadora. Hace cinco años que participo y es difícil renovar comisión".
Domingo 15 de Mayo de 2005 

 
©2005 Diario El Día - La Plata, Buenos Aires, Argentina

 

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